Hoy te levantaste con un humor de mierda. No sabes si se debe a que soñaste con tu ex, con las propagandas de Open English o el desfile de Victoria Secret pero estás como para partirle la cara en dos a alguien. No contento con esto el cosmos, que ya te tiene fichada como presa fácil, decide jugar “Boiling points” contigo así que pone en tu camino una serie de agravantes desesperantes. Entras a la ducha y te olvidas la toalla lo que te obliga a agarrar la toalllita de mano (#Genius #NoQuieresUnaServilletaMejor) y salir cual pollo mojado a buscar el artículo en cuestión. Tu ropa linda está sucia, así que sacas ese polo que ama tu madre y tú siempre dejaste tirado en la lavandería a ver si alguien lo convertía en trapeador y te lo pones resignada. Te abrochas el jean y notas una ligera protuberancia que sale por los costados, como una ola de piel que se quiere desbordar…WTF?! Revisas tu registro de llamadas para ver si no eres sonámbula y andas pidiendo hamburguesas en la madrugada o pasas a culpar a la compañía de pantalones que últimamente está haciendo unas tallas IRREALES. Sales de tu casa, te subes al taxi y el señor tiene puesto Myriam Hernández tan alto que no escuchas ni tus pensamientos pero por alguna extraña razón te sientes identificada, no sabes cómo carajo sucedió eso pero realmente entiendes a Myriam hoy, comprendes su dolor, hasta hueles el peligro y todo. Llegas a la U y por lo visto a ti no te pasaron el comunicado de “Día de regias” porque todas las boludas se han venido guapísimas y tú con tu cola mojada y cara de acontecida. Caminas, refunfuñas, le echas un par de miradas de odio a las transeúntes y te encuentras con Paco.
Paco: Oye estás tarde
Tú: Gracias Captain Obvious pero tengo reloj
Paco: Relájate flaca…. estás con la regla???
… …. …
Puta no acabas de decir eso. En serio. No es posible que seas tan absolutamente pelotas de haberme preguntado esa huevada. Si flaquito, menstrúo, tengo ovarios, los tengo porque Dios decidió que tú debías reproducirte, aunque no me preguntes porqué querríamos más pelotudos como tú en este mundo, pero en fin, así que yo cargo con ésta incubadora permanente que cuando está en desuso opta por liberar cantidades absurdas de hormonas que me convierten en una asesina en serie potencial. Pero te digo que tu pregunta es estúpida sin importar cuál sea mi situación porque :
1) Si NO estoy con la regla entonces tú pasas a ser en una criatura mononeuronal incapaz de inferir que mi notorio mal humor se debe a alguna otra razón que no sea el hecho de que tengo un útero.
2) Si ESTOY con la regla, pucha GRACIAS porque de hecho además de sentirme hinchada, sensible, fea e incomprendida me muero de ganas de que tú pongas en relieve esa situación, es más si puedes pegarme una toalla higiénica en la frente mejor. Por otro lado tu petición de que me “relaje” me hace proponerte lo siguiente: Qué tal si yo te pateo las bolas durante 3 días cada mes a ver quien se relaja primero.
Ahora, yo no sé si tú estabas esperando que te contestara: “Ay si gordito, como te diste cuenta? Asu que perceptivo eres, debes conocer súper bien a las mujeres” pero en todo caso te recomiendo desarrollar resistencia en la mano derecha porque con ese tino dudo que vayas a conseguir una enamorada.
Una vez terminado todo ese discurso imaginario en tu cabeza le respondes un desabrido:
– Cállate idiota
Llegas a la clase, te sientas, te mueves, estás tan incómoda, quien hace éstas sillas??!?!, respiras hondo, te sientes extrañamente abrumada y sin querer revisas tu calendario mental para así darte cuenta de un ligero e importante detalle …
#FUCK Me va a venir la regla.
Ok, lo admitimos, las mujeres somos un infierno emocional esos días, un huracán que arrasa con lo que encuentre a su paso. Pero hombres, no pregunten huevadas, no se hagan los sabihondos, no intenten entendernos porque no estamos siendo racionales, no sean condescendientes que no estamos buscando pena sino empatía. La única regla con la regla es: mantener una distancia apropiada, ser cariñoso y tener siempre a la mano algún producto a base de chocolate.
98 thoughts on “Lección #22: Uno de esos días”